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"El médico me dio el diagnóstico de mi marido por teléfono. Me dijo que no era nada grave y un cuarto de hora después estaba muerto. A mi marido lo mataron los recortes", protesta, con lágrimas en los ojos, Yolanda Iglesias. La mujer firma una de las dos denuncias que ha tramitado esta semana la Asociación Defensor del Paciente
contra el Servicio de Emergencias Médicas (SEM) por homicidio imprudente y omisión del deber de socorro. Tanto Yolanda como la otra familia denuncian que a sus respectivos parientes "se les negó la asistencia médica urgente, equipada y competente". Ambos enfermos fallecieron pocas horas después de que sus familiares se pusiesen en contacto con el 061 para solicitar ayuda. Las denuncias todavía no han sido admitidas a trámite.
El marido de Yolanda, Fernando Guijarro, murió la madrugada del 27 de marzo con 47 años. La tarde anterior, un médico de su mutua lo visitó en su domicilio porque presentaba desde hace varios días dificultad respiratoria y fiebre en torno a los 40 grados. El facultativo concluyó que se trataba de un broncoespasmo (contracción de la musculatura de los bronquios que dificulta la respiración) y le recetó un broncodilatador y tres días de reposo. Sin embargo, pasada la medianoche, Yolanda y su hija se encontraron a Fernando en la cama seminconsciente, "con la mirada perdida, sin poder oir y echando espuma por la boca al respirar".
Defensor del Paciente tramita dos denuncias contra el SEM por homicidio imprudente y omisión del deber de socorro
Su mujer llamó al SEM y solicitó asistencia médica y una ambulancia urgente porque se temía un infarto —el marido era fumador y tenía sobrepeso—. Tras una conversación de 10 minutos recogida en la denuncia, el médico del SEM diagnostica vía telefónica que se trata de un cuadro vagal (un desmayo) y aconseja que beba líquidos. El médico resta importancia al asunto pero decide pasar el aviso para que un médico lo visite. "No se preocupe que no es nada grave", concluye la grabación.
Un cuarto de hora más tarde, la familia vuelve a alertar al 061 y al 112 de que Fernando no respira. En ocho caóticos minutos, las grabaciones recogen cómo la hija de la víctima pide, desesperada, entre sollozos, que manden una ambulancia urgentemente. Desde el otro lado de la linea, un médico les insta a iniciar el masaje cardíaco y moviliza una ambulancia. Minutos después llega un facultativo al domicilio familiar que activa el protocolo para infartos, pero el paciente ya está en parada cardiorespiratoria y sin pulso. La ambulancia llegó casi una hora después de la primera llamada de socorro de la familia. "Cuando llegó la ambulancia ya era tarde. Intentaron reanimarlo media hora pero nada", relata su esposa.
La ambulancia llegó casi una hora después de la primera llamada de socorro de la familia
El hombre fallece poco después de ingresar en la UCI.